28 marzo 2010

La Voz de Dios.


Que importante es tener los dos oídos bien abiertos a la hora de conducirnos en nuestra vida. Con éstos, podemos escuchar sonidos, melodías, tonos y la dirección de los cuales provienen. Muchas personas han perdido la vida por no haber escuchado un sonido de ¡alerta o peligro! que les advertía. Concretamente estas personas no eran sordas, pero sí se ha llegado a saber, que había algo que les impedió reconocer y saber la dirección de dicho sonido de alerta: unos simples auriculares o audífonos del mp3. Esto les fue de impedimento para alertarse de un peligro que podrían haber esquivado.
Tristemente los Hijos de Dios, tenemos nuestros "oídos espirituales" bien ocupados con los afanes de esta vida, preocupaciones, proyectos, metas, trabajo, familia, amigos, estudios etc. etc. Todas estas cosas nos pueden llegar a provocar una sordera espiritual si las ponemos en lo primero de nuestras prioridades en nuestra vida. Si en el lugar que debe ocupar nuestro Dios, están todas nuestras responsabilidades que como humanos tenemos, entonces será cuando no podamos oír la voz de Dios. Lo dice en Su Palabra en Mateo 6:33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.


Lo importante es que podamos reconocer que aquello que oímos viene de Dios. Debemos ejercitarnos para entender y reconocer a Dios y su mensaje, pero...

  •  ¿Cómo es la voz de Dios? Su voz es apacible y delicada. En 1ª Reyes 19:11-13 el profeta Elías supo reconocer la voz de Dios entre esas tormentas violentas que cita en dicho pasaje. Apacible significa: Manso, dulce y agradable en la forma de ser y en el trato. Delicado significa: Fino, atento, suave, tierno. Así es la voz de nuestro Dios. Una vez que sabemos de qué manera habla Dios y conocemos las características de Su voz, veamos...
  • ¿Qué nos impide escuchar la voz de Dios? Hay muchas cosas en nuestra vida que impiden que podamos escuchar la voz de Dios, pero yo solo he elegído tres.

    1. El pecado es la primera barrera para crecer espiritualmente, por lo tanto nos aparta de la presencia de Dios (Isaias 59:2). El pecado en nuestras vidas impide que tengamos una comunicación directa de parte de Dios. Al estar apartados de Dios, corremos el riesgo de no escuchar y conocer la dirección de la cual proviene Su voz, alertándonos de algún peligro, o en general, de Su dirección en nuestro caminar con Él. El pecado es como esos auriculares que te aíslan (te apartan) de lo que acontece a tu alrededor. Por lo tanto, vive una vida de santidad, perdón y arrepentimiento, para que así puedas llegar a conocer la dirección de tu Capitán, el cual es Cristo.
    2. Nosotros mismos somos los culpables de que no lleguemos a escuchar la voz de Dios. ¿Con qué? Con nuestros afanes y preocupaciones. Por ejemplo: vivir para trabajar en vez de trabajar para vivir. Vivir para comer, en vez de comer para vivir, etc. La sordera espiritual viene cuando nosotros alteramos el orden de nuestras obligaciones y ponemos en primer lugar en nuestra vida el trabajo, o la familia, o los estudios. Dios merece el primer lugar en nuestra vida, y el luego añadirá todas estas cosas que nos hacen falta (Mateo 6:33)
    3. Las emociones hacen que confundamos la verdadera voz de Dios. Creemos muchas veces que Dios nos está hablando, cuando lo que nos está hablando verdaderamente es nuestro viejo hombre con sus apetitos y voluntades. La emoción es intensa pero pasajera. Hoy está en auge, pero mañana ha desaparecido. En el centro de nuestra vida debe estar Cristo. No nuestro "Yo".
  • ¿Cómo podemos escuchar la voz de Dios? Llevando una vida de santidad. Viviendo una vida sin pecado. Somos pecadores porque nacemos ya con una naturaleza pecaminosa, pero tenemos al mismo Espíritu Santo de Dios morando en nosotros. Ése espíritu nos hablará si nuestro caminar es Santo y agradable a Dios (Rom. 12:1,2). Presentando nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios y no conformandonos a este siglo y sus pasiones, de esa manera mantendrémos nuestros "oídos espirituales" bien atentos para escuchar la voz de Dios.
 En 1ª Pedro 5:7 dice: "Ehando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros". ¡Cuán bueno es Dios que nos brinda la oportunidad de olvidarnos de lo que más nos preocupa, dejándoselo todo a él, porque además tenemos Su promesa de que él tiene cuidado de nosotros! Aquí está la clave para poder esuchar Su voz. Pon a Cristo en primer lugar en tu vida para que así pueda manejarte sabiendo esquivar los peligros y preocupaciones.
Recuerda que Dios habla como un silbo suave y apacible. Vive una vida de quietud, serenidad y tranquilidad. Vayamos a Su palabra con la disposición y deseo de escuchar cada día lo que Él tiene para decirnos. De lo contrario, será muy dificil reconocer y saber de donde viene Su voz.

Jonatan Coloma